Hola, ¿Como estais todos? Lo primero es pedir disculpas a todos y cada uno de los ciber-bloggeros por no dar señales de vida, pero es que este ultimo mes ha sido muy duro en cuanto a trabajo se refiere. El Hotel ha estado lleno hasta los topes y hemos tenido que dedicarle mas horas que un tonto. Tambien he empezado a hacer entrevistas de trabajo de lo mio (a ver si tengo suerte) y los dias libres que eran los que normalmente dedicaba a actualizar me los comia viajando de una ciudad a otra para hacer entrevistas. En fin, que vuelvo a la carga cuan "Ave Fenix". Seguimos en contacto.

Y sin mas dilación, paso al tema del dia.

Un añito mas y ya son...

Hoy toca hacer balance. El dia 22 de este mes cumplí 29 años y como es habitual en mi, los dias posteriores siempre me gusta hacer un pequeño repaso de todo lo acontecido durante el año que ya pasó.

La decisión mas difícil, sin lugar a dudas, fue la de dejar España para venir acá. De eso ya hace mas de un año y pico. Desde que acabé la licenciatura no había parado de trabajar, y entre la Tesis y la farmacia casi no tenia tiempo ni para mi ni para los demás.

Mi vida era muy rutinaria. Me levantaba a eso de las 9,00 y después de desayunar y pegarme una buena ducha, cogia el metro desde el Clot a Maria Cristina. Estaba en la Universidad con la tesis hasta las 14,00. Una hora para comer y directo otra vez al metro, esta vez desde Maria Cristina al Paral.lel. Durante el este trayecto me echaba una “mini-siesta” de unos 15 minutos y a las 15,30 a currar hasta las 22,30. Salía del curro y de allí directo a casa. Llegaba a eso de las 23,30.

Vivia en Barcelona, pero mi vida social era nula. Yo solo tenia un dia libre entre semana (normalmente los martes). Como habreis podido comprobar, con ese "superhorario" mi vida personal y afectiva se reducia al cero absoluto. Cuando la gente entraba a trabajar (entre las 8,00 y las 9,00 de la mañana), yo estaba en la cama. Cuando la gente salia del curro a tomarse el cafe con los amigos, al gimnasio, a la piscina,... yo seguia trabajando. Y cuando yo salia de la farmacia, normalmente la gente ya estaba metida en el catre. A lo máximo a lo que aspiraba era a poder comer con algun coleguilla un par de horillas. Los fines de semana no mejoraban el asunto. Como salia mas cansado que las ratas, alguna vez fui con mi ex a la sesión golfa del cine y terminaba dormido en medio de la peli. O lo que es peor, dormirme en alguna discoteca (manda huevos que con lo alta que esta la musica acabe estubiese tan dormido)

Lleve esa vida cosa de un año y medio hasta que un día ocurrió lo inevitable. Estaba en el currelo cuando perdí el conocimiento y me desmaye. Lo único que recuerdo de ese momento es que empecé a sentir como un cosquilleo en los pies, como una paresia. La imagen que tengo después es de estar en pelotillas en el ambulatorio, aturdido. Como sin gafas no veo ni tres en un burro (soy muy miope) intente levantarme a cogerlas cuando una ATS me insto a que no me moviera del sitio y me explico lo que me había pasado. Cuando me repuse completamente, un cardiólogo apareció en la habitación y me comento que había sufrido un conato de infarto. Estuvimos charlando un poco sobre mis hábitos y costumbres y el muchacho me dejo las cosas claras: “o rebajas tu nivel de exigencia o te vas a la tumba en menos de lo que canta un gallo. Tu veras que es lo que quieres hacer con tu vida, pero desde luego, si no descansas, vas a volver a sufrir otra recaída, y lo que es peor, quizás una angina de pecho o un infarto con 26 años. De ti depende si quieres ser una persona enferma toda la vida (la medicación para la hipertensión es crónica) o apostar por tu salud.”

Hasta ese momento no me había planteado algo así. Mi salud siempre ha sido frágil, pero nunca hasta el extremo de que me pudiese ocurrir algo de esa magnitud. Empecé a darme cuenta de que la vida esta llena de cosas que quiero vivir, de sitios que quiero visitar y de gente que quiero conocer. Por eso lo primero que tuve que hacer fue sacrificar la Tesis. Fue algo que me dolió mucho. Fue un trabajo que había comenzado en Salamanca y al que le había dedicado mucho tiempo y esfuerzo. Dejarlo por poco me provoca una depresión.

La idea de morir sin haber cumplido mis sueños me espantaba, así que al final opté por tomar una decisión bastante drástica. Decidí “regalarme” dos años en exclusiva para mi, dedicar todo ese tiempo a hacer lo que realmente quería hacer, a cumplir aquellos sueños de juventud que siempre había tenido en mente, pero que nunca había podido realizar por falta de tiempo. Así que deje el trabajo en Barcelona y me fui a hacer el Camino de Santiago. No las tenia todas conmigo. Mis 120 kilos me lo pusieron muy difícil. Lo mejor es que cuando acabé había perdido mas de 15, jajajaja. El Camino me ayudo a “re-descubrir” aquellas cosas que por mi estilo de vida actual creía completamente olvidadas. Escuchar el canto de los pájaros, el crepitar de las hojas mecidas por el viento, el gorgoteo del agua, el caminar descalzo por un riachuelo, bajar corriendo la ladera de una montaña, como las cabras, subir el Cebreiro y contemplar uno de los paisajes mas bello que he visto en mi vida, abrazar al Santo, reencontrarme con mi amiga Maria en Villafranca del Bierzo... Volví a sentirme vivo. Y como me dijo el medico, aposte por mi vida. Ahora estoy aquí. Ha pasado más de un año desde que di el paso de venir y me siento muy bien. Aun me queda otro año para decidir que es lo que quiero hacer con mi vida.

Por ahora uno de los objetivos se ha cumplido. Vine aquí para aprender Ingles y hoy acabo de recibir una carta del “Brockenhurst Collegue” con las notas de los examenes del “ESOL”. ¡¡Aprobado!!. Ahora solo me quedan dos. ¿Se cumplirán? El tiempo lo dirá.

Un abrazo a todos.

Canción del día: Patrick Hernandez - Born to be alive